lunes, 15 de julio de 2013

Festival de Máscaras



El frío se estacionó por unos días en esta gran ciudad, la oscuridad acecha; me encierro en una cúpula lunar intentando gravitar a la luz, el fin de la cueva que se ha vuelto una gama de pensamiento en la que me encuentro inmersa.

Las máscaras juegan al poder, cantos de dolor se enfrentan en las tormentas desdeñosas de tu alma: es la tristeza de vuestros pensamientos, el sufrimiento que cuenta con el atuendo de la superioridad ocultando la debilidad. Representan la máscara del cinismo, títeres de su propio poder. El tablero tiene sus piezas puestas para el juego de la guerra, las piezas se mueven de un lado a otro al ritmo del interés ¿quién puede reconocer, verdaderamente, el simbolismo de cada una de esas piezas? La historia juega con los nudos de la existencia y el hombre común. 

En ciertos momentos, mi querido individuo, la tristeza se entromete en los pensamientos, duele la destrucción en el que te ves envuelto. El dolor, de esa parte animal que sabes que no se puede ocultar y que se justifica con la supervivencia, una supervivencia que no lleva más que a la muerte misma del ser  físico y emocional.

Fantasmas deambulaban, no dejan de hablar, siempre contando historias extrañas que no contienen coherencia alguna;  por momentos, con un poco de suerte y estando un poco cuerda pueden surgir algo de aquellas historias, una combinación de lo mío con lo de ellos, porque yo soy de ellos y ellos son de mi. Seres de sombras con emociones que se contraponen una y otra vez, amantes de la sensibilidad que crea y del egoísmo que demuestra la imperfección. 

Festival de máscaras, silencio que se desnuda con el hambre, comienza aquí, en esta ciudad gris.

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