Ella estaba muerta, lo sabía. La sensatez del odio a la madre, la idea de que ellas no dan la vida pero si una muerte que se asegura con los pasos de la herencia.
Ella estaba muerta, lo sabía en los días y las noches, sabía desde el infierno del destino que había creado, una pesadilla constante, la locura sencilla.
Ella está muerta, por obra de sus obras…
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